Sacamos las costillas de la nevera y las dejamos reposar a temperatura ambiente mientras pre-calentamos el horno.
Calentamos el horno a 170 ℃ (arriba y abajo).
Ponemos las costillas en una fuente apta para horno, y lo sellamos bien con papel de aluminio (la idea es que el vapor se quede en la fuente, esto por un lado consiguie que la carne se despegue del hueso, y por otro que no se sequen).
Horneamos durante 3 horas. Tras 1h 30min les damos la vuelta.
Cuando hayan pasado 3h, revisamos la textura de la carne, al pincharlas con un tenedor veremos si se separan bien del hueso, en caso de que no lo hagan dejaremos un rato más. Si se separan del hueso, sacamos la costilla del horno y subimos el horno a 220 ℃ con la función grill. Destapamos la fuente, pincelamos las costillas con salsa barbacoa y las metemos al horno (cuando se haya calentado).
Las tendremos 1h, pero cada 15min las revisaremos para que no se quemen, y para seguir pincelando con la salsa barbacoa. Hay que tener en cuenta que con la temperatura tan alta y el azúcar que lleva la salsa barbacoa la idea es buscar una caramelización, pero no queremos quemarlas.